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Quien soy y que pretendo...



Quien soy y que pretendo...

Soy Mesalina, de vuelta del abismo del Tártaro en el Hades en forma de súcuba relapsa para tentar a todos los varones, y al mismo tiempo de íncubo apostata para seducir a todas las mujeres, de este nuevo mundo lleno de lujuria y perversión. Morí prematuramente joven y he resucitado para cumplir todo aquello que dejé pendiente.

Si mi nombre quedó en la historia romana del siglo I como sinónimo de prostituta, ramera, meretriz o felatriz; os juro que estaré a la altura de mi fama previa y satisfaré de nuevo mi lujuria aprovechándome de todos los medios a mi alcance, incluido este maravilloso, a la par que libidinoso, universo virtual.

Ya que el célebre bardo Décimo Junio Juvenal, en su poesía satírica, manifestó su ingenio y mi procacidad, sosteniendo que en los suburbios del Suburra yo adoptaba el mote de Liscisca o mujer-loba, para prostituirme; enviciando y pervirtiendo por dinero a todos mis conciudadanos, vendiendo mis favores. He regresado ahora para enviciar y pervertir gratuitamente a los visitantes de este lugar, para desbaratar el infundio de que mi móvil era el vil metal y no el probo vicio. Por eso uso aquí también mi mote, para limpiarlo de semejante afrenta.

Otrora conseguí vencer a la furcia más famosa de la ciudad eterna, ganándola en leal competición, y derrotándola al satisfacer a doscientos hombres en una única noche; sin distinguir entre patricios, plebeyos, esclavos, soldados, gladiadores, senadores, cónsules o actores. No he de cejar ahora hasta conseguir la eyaculación y la lubricación orgásmica de todo aquel o aquella que se aventure en la lectura de es impúdico sitio; sean estos cientos, miles o millones.

Esa soy yo, Valeria Mesalina alias Liscisca, hija del cónsul Marco Valerio Mesala y por supuesto ninfómana; y estas son mis intenciones.


lunes, 10 de julio de 2017

Cuestión de narices...






El siguiente relato pertenece a un colaborador de este blog. 



Desde que tengo memoria siempre he sentido atracción por la nariz femenina. Cuando veo a una mujer lo primero que observo no son sus pechos, ni su cara, ni su cuerpo ;todos mis sentidos se centran en su nariz. Los detalles de su contorno, el tamaño de sus fosas nasales, todo en su conjunto me produce una excitación que no puedo evitar.

Os relataré mi experiencia morbosa y parafilica de tipo parcialista con mi novia Florencia. Soy un chico de 31 años y desde hace  tiempo estoy saliendo con Flori, así le llamo de cariño. Es una chica argentina muy guapa de 28 años, su piel morena armonizan a la perfección con sus curvas y su diminuta cintura. Tiene una melena larga y rizada, sus ojos marrones color miel, enmarcan su cara con una belleza delicada. Pero lo mejor de todo, es su nariz tipo cerdilla, cada vez que se la acaricio, mi erección es instantánea.

Llevamos saliendo unos seis meses aproximadamente. Hacemos lo típico, de cine, cena y misa todos los domingos. 
Flori en algunas ocasiones saca a relucir el tema del sexo, aunque se pone muy nerviosa y desvía el tema y no lo tocamos tan a fondo porque ella es una chica de moral religiosa. Viste muy recatada, faldas largas, blusas de cuello alto y zapatos de señora madura. Me ha confesado que yo soy el primer chico con el que sale.


Nunca hemos tenido contacto sexual, a lo sumo  unos besos tiernos. Ella se siente insegura y me dice que quiere ir despacio, que la comprenda y que en un futuro no muy lejano, llegaremos a consumar el sexo y por supuesto dentro del matrimonio.

Por mi parte, siempre le he dicho que esté tranquila, que no hay problema, que yo no pienso en ese tema y que el sexo a mi prácticamente no me interesa. Mis palabras siempre la tranquilizan. Aunque noto en ella cada vez más cierta inquietud sexual, o quizás diría yo curiosidad. Le aseguré que a mi el sexo no me quitaba el sueño y que podríamos llegar a la intimidad sexual y al placer sin necesidad de la penetración.

Un día sus padres se fueron de viaje unos días y ella se quedaría sola ese fin de semana. Me llamó por la tarde un viernes para comentarme que si quería quedarme a cenar esa noche y el sábado estar juntos. Saldríamos  a dar un paseo, a tomar un helado o buscar alguna cosa que hacer como solemos hacer todos los fines de semana. 

Para mi sorpresa, esa noche sacó el tema del sexo. Flori me dijo que quería saber más sobre mi . Ella se sentía insegura porque el sexo me daba igual, ella dudaba sobre si misma, pensaba que a mi no gustaba, incluso llegó a pensar que estaba con otra mujer. No tuve más remedio y le conté sobre mi sexualidad. Le confesé mi fetiche abiertamente. Le dije que una de las cosas que más me gustaba era  hacer cosas con las narices de las mujeres y que su nariz me volvía loco.


Flori no se sorprendió ante mi confesión, todo lo contrario, con una mirada muy picara me insinuó que estaría dispuesta a probarlo. Si eso era lo que me gustaba, estaría dispuesta algún día porque sentía que estaba algo enamorada de mi y también porque sentía aprensión al tema sexual. Le aterraba la idea de un pene duro y gordo penetrándola causándole dolor. Dejaría a mi disposición para mi disfrute y placer, su nariz.

Yo no podía creer lo que acaba de escuchar. Flori en cierta manera  se alegraba de mi perversión, dijo que le parecía muy original.  Yo estallé de alegría. Fue un momento mágico y sublime, sentirme  por fin liberado al oír que la mujer de mis sueños conocía mi fetiche y que estaría dispuesta a satisfacerme. Mi cuerpo temblaba de excitación y morbo y al mismo tiempo sentía como empezaba a gotear  el liquido preseminal de mi polla y como rápidamente mis boxers se humedecían.

Sentía como me quemaba el calor de su cuerpo a mi lado, nuestras miradas empezaban a reaccionar ante aquella escena. Yo quedé embelesado al tenerla tan cerca, su nariz cada vez más cerca de mi, casi rozándome. Mi mente hacia memoria de todas las veces que fue fruto de todas mis masturbaciones. Por un momento tuve incertidumbre, por fin me encontraba en ese momento con el que tanto deseaba y dudé si podría hacer mis sueños realidad. Le confesé que me sentía un poco avergonzado de habérselo dicho, quizás había cometido un error y quería perderla. Flori muy comprensiva dijo que no me arrepintiera de habérselo dicho . Ella por su parte, lo percibía como algo divertido y que probablemente cuando ella lo probara a lo mejor disfrutaría que le pusiera  mi polla en su nariz. 

Flori preparó la cena y después nos sentamos a ver la tele un rato. Ella notó que me estaba quedando dormido en el sofá. Se levantó y me propuso quedarme a dormir. Yo sin pensarlo accedí. Se fue a su habitación y se puso el pijama. A mi me trajo un pijama de su padre y me dijo que podía dormir en su cama y ella dormiría en la de sus padres. 


No me pude contener y le dije, Flori, (en tono meloso) ¿recuerdas  nuestra conversación de hace un rato? Ella no se lo esperaba y me miró sorprendida. Pues me he puesto caliente y si hay algo que más deseo en este instante es poseer tu nariz. Flori no dijo nada. Se dirigió hacia la ventana, bajó las persianas del salón.  En un instante me quite los pantalones y los boxers.

Flori me vio la polla dura y me preguntó ¿ qué hago cariño?, yo le respondí, tranquila, es muy fácil, acércate un poco a mi, quédate sentada y quieta. Relájate y recógete el pelo y acerca tu nariz. Ella se recogió la melena en una coleta y su cara quedo delante de mi polla. Empecé a pajearme un poco mientras ella me observaba en silencio. Noté como su cara se sonrojaba, le pregunté el motivo y ella contestó que le gustaba ver mi polla dura y gorda. En esos momentos  ella perdió ese tono educado con el que siempre hablaba.

Empecé por tocarle la nariz, acariciándosela suavemente. Le pregunté si le gustaba y dijo que se sentía excitada. Me dijo que le hiciera todo lo que me apeteciera, que sentía como se le humedecían las bragas. Yo no me podía contener, así que le metí también los dedos de mi mano y luego los lamí y me supieron a gloria. Le pedí que ella lo hiciera también que se metiese los dedos en la nariz y que hiciera juegos divertidos. Se metió los dos dedos en la nariz y mirándome a los ojos, vi como lamía  sus dedos  me preguntó si le gustaba como lo había hecho.  Yo le dije que sí, que mucho, mientras tanto yo seguía pajeándome, tuve que parar para no correrme. Mi polla estaba a punto de estallar y tuve que dejar de pajearme porque me iba a correr del morbo que me daba al verla. Se lo dije y soltó una carcajada, que rica  ella, tan risueña y simpática y a la vez tan tímida e inocente. Le pregunté si se lo estaba pasando bien, y ella contesto que sí. Me acerque a su cara y le lamí la nariz, por fuera y por las fosas nasales metiendo la punta de mi lengua en cada fosa y le di varios besos por los lados y en la puntita . Noté que eso le encantó, le apreté un poquito. Le pregunté si le gustaría que me corriera en su cara para terminar y ella  me dijo que sí.  

Me puse a pajearme más de prisa y a golpearle la nariz con mi polla y que ella me dijese que su nariz era mía, que hiciese sonidos de cerdito mientras se levantaba la punta de la nariz con sus dedos y así le hice le di con mi polla por el lado derecho, ella soltó una carcajada y me pidió perdón. Le di otro golpecito de polla por el lado derecho y me miraba fijamente sonriendo mientras le decía narigona y ella hacia sonidos de cerdito. Estaba a punto de correrme, acerque su cara, apunté a la nariz, mi semen cayo copiosamente por toda su cara y en su cabello.  Ella alucinó y exclamo cuanto semen echaste cariño. 

Entonces se quitó la parte superior del pijama se quedo en sujetador y me preguntó que si había disfrutado porque ella lo había disfrutado mucho.  Después de esa noche, estuve una semana sin hacerme pajas. Me había quedado satisfecho por mucho tiempo. Dormimos abrazados. Hasta  el día de hoy su actitud cambió a ser más amable y cariñosa conmigo alguna vez me saca el tema de aquella experiencia nasofilíca y se siente entregada a mi. Desde aquel día sintió que yo era su amor, han pasado unos 3 meses de aquello y tenemos más confianza. Hemos acordado de no tener penetración porque soy asexual y es mi forma de tener relaciones. Es así y deseo que sean siempre así.  Estamos hechos el uno para el otro.



                                                                   
                                 Nasofetiche